Tendinitis de aquiles: Cómo tratar esta lesión común
¿Sientes dolor en el talón o en la parte posterior de la pierna después de hacer ejercicio?
Podrías estar experimentando tendinitis de aquiles, una condición bastante común que afecta a personas activas y a quienes realizan movimientos repetitivos de alto impacto.
Esta lesión puede ser dolorosa y, sin el tratamiento adecuado, afectar seriamente la calidad de vida.
En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre la tendinitis de aquiles: desde por qué ocurre, cuáles son los síntomas, hasta cómo puedes tratarla y prevenirla para seguir moviéndote sin dolor.
QUÉ ES LA TENDINITIS DE AQUILES?
La tendinitis de aquiles ocurre cuando el tendón de aquiles, que conecta los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón, se inflama debido a un uso excesivo o a la sobrecarga. Este tendón es el más fuerte de nuestro cuerpo y juega un papel clave en actividades como caminar, correr y saltar.
Sin embargo, el exceso de actividad física sin el debido cuidado puede llevar a esta inflamación dolorosa. Existen dos tipos de tendinitis de Aquiles:
- Tendinitis insercional:
Afecta la parte del tendón que se conecta directamente con el hueso del talón.
- Tendinitis no insercional:
Ocurre en las fibras de la parte media del tendón, más arriba del talón, y es más común en personas activas.
Ambas formas pueden provocar dolor e incomodidad, afectando el movimiento y aumentando el riesgo de un desgarro si no se trata a tiempo.
POR QUÉ APARECE LA TENDINITIS DE AQUILES?
Varios factores pueden contribuir a desarrollar tendinitis de aquiles, y aquí te contamos los principales:
- Sobrecarga o ejercicio excesivo:
Si corres largas distancias, entrenas con frecuencia o incrementas de golpe la intensidad de tu actividad, tus tendones pueden resentirse y, eventualmente, inflamarse.
- Cambios bruscos en la actividad física:
Pasar de una actividad de bajo impacto a una de alto impacto (por ejemplo, caminar a correr) puede forzar demasiado el tendón. Incluso cambios en el terreno, como empezar a correr en pendientes, puede ser suficiente para provocar tendinitis.
- Calzado inadecuado:
Los zapatos que no ofrecen suficiente soporte o que están desgastados pueden hacer que tus pies y tendones trabajen más de lo necesario. Incluso el uso prolongado de tacones altos acorta el tendón de Aquiles, aumentando el riesgo de tendinitis.
- Cambios por la edad:
A medida que envejecemos, nuestros tendones se vuelven menos flexibles y más propensos a lesionarse.
- Problemas de postura:
Factores como los pies planos, una marcha incorrecta o la sobrepronación (giro excesivo del pie hacia adentro) pueden ejercer una presión adicional sobre el tendón de Aquiles.
CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Los síntomas pueden aparecer de manera gradual. En las primeras etapas, podrías notar solo un poco de molestia, pero si no le das atención, el dolor puede intensificarse y volverse incapacitante. Estos son algunos de los síntomas más comunes:
- Dolor en la parte trasera del tobillo:
El dolor suele comenzar como una molestia leve después del ejercicio y puede volverse más persistente con el tiempo.
- Rigidez matutina:
Uno de los síntomas característicos es sentir rigidez en el tendón al despertar, que se alivia un poco al moverse.
- Hinchazón y enrojecimiento:
La inflamación puede hacer que la zona se enrojezca y se vea hinchada.
- Sensibilidad al tacto:
La zona se vuelve más sensible, incluso con el roce del calzado.
- Dificultad para moverse:
A medida que la tendinitis empeora, podrías notar que te cuesta mover el pie hacia arriba o hacia abajo.
TRATAMIENTOS PARA LA TENDINITIS
Afortunadamente, en la mayoría de los casos, la tendinitis de Aquiles se puede tratar de forma conservadora, sin necesidad de cirugía. Aquí te explicamos algunos métodos que pueden ayudarte a aliviar el dolor y la inflamación:
1. Descanso y reducción de actividad:
Dale un respiro al tendón evitando o reduciendo temporalmente el ejercicio de alto impacto hasta que el dolor desaparezca.
2. Aplicación de hielo:
Coloca hielo sobre el área durante 15-20 minutos varias veces al día. Esto puede reducir tanto la inflamación como el dolor.
3. Medicamentos antiinflamatorios:
Los medicamentos como el ibuprofeno pueden ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación, pero úsalos solo bajo indicación médica.
4. Fisioterapia:
Un fisioterapeuta puede recomendarte ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para mejorar la flexibilidad y resistencia del tendón, acelerando la recuperación y evitando futuras lesiones.
5. Ortesis o soportes:
Las taloneras y soportes ortopédicos pueden mejorar la alineación de tus pies, reduciendo la presión sobre el tendón.
6. Terapias de ultrasonido u ondas de choque:
Estas terapias pueden acelerar la curación al estimular el flujo sanguíneo y la regeneración celular.
CONSEJOS SOBRE CÓMO PREVENIRLA
La prevención es la mejor estrategia para evitar que aparezca la tendinitis de Aquiles. Sigue estos consejos para mantener tus tendones fuertes y flexibles:
1. Calienta y estira:
Nunca empieces tu entrenamiento sin calentar y estirar los músculos de la pantorrilla y el tendón de Aquiles. Esto prepara tus tendones para el esfuerzo físico.
2. Incrementa la intensidad de forma gradual:
Evita cambios bruscos en tu actividad física. Aumenta la intensidad en un 10% por semana como máximo, para que tus músculos y tendones se adapten.
3. Fortalece y trabaja la flexibilidad:
Realiza ejercicios específicos para fortalecer las pantorrillas y mejorar la flexibilidad del tendón.
4. Usa el calzado adecuado:
Asegúrate de que tus zapatillas te den el soporte adecuado, y reemplázalas cuando empiecen a mostrar signos de desgaste.
5. Evita el uso prolongado de tacones altos:
Este tipo de calzado puede acortar el tendón de Aquiles, lo que aumenta el riesgo de sufrir tendinitis.
6. Mantente en un peso saludable:
El exceso de peso añade presión sobre los tendones, especialmente durante actividades de alto impacto.
EN CONCLUSIÓN
La tendinitis de Aquiles es una condición dolorosa, pero se puede prevenir y tratar con cuidados adecuados.
La clave está en escuchar a tu cuerpo y evitar el exceso de esfuerzo. Si ya estás experimentando síntomas de tendinitis, es importante que tomes medidas pronto para evitar que el problema empeore.
Consulta a un profesional de la salud para un diagnóstico adecuado y sigue sus indicaciones de tratamiento.
Con estos cuidados, ¡podrás mantener tus tendones saludables y seguir disfrutando de tus actividades físicas sin dolor!
Comentarios
Sin comentarios en este momento!
Leave your comment