BURSITIS: CAUSAS, SÍNTOMAS, TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN
La bursitis es una condición común tratada por ortopedistas, que afecta principalmente las bolsas sinovales, o bursas, que se encuentran alrededor de las articulaciones.
Las bursas son estructuras llenas de líquido que actúan como amortiguadores entre huesos, tendones y músculos, permitiendo un movimiento suave en las articulaciones.
Cuando estas bursas se inflaman, surge la bursitis, que puede generar dolor significativo y limitar el movimiento articular.
QUÉ ES LA BURSITIS?
En la práctica ortopédica, la bursitis se define como la inflamación de una bursa que provoca dolor e hinchazón en las articulaciones afectadas.
Existen más de 150 bursas en el cuerpo humano, distribuidas principalmente en las grandes articulaciones como los hombros, codos, caderas, rodillas y tobillos.
La función principal de una bursa es reducir la fricción entre los tejidos blandos y los huesos durante el movimiento.
Sin embargo, cuando se inflama, la función de la bursa se ve comprometida, lo que lleva a síntomas dolorosos y limitaciones funcionales.
CAUSAS DE LA BURSITIS
La bursitis puede tener diversas etiologías, muchas de las cuales están relacionadas con la sobrecarga mecánica y el desgaste de las estructuras articulares.
A continuación, se detallan algunas de las principales causas desde el punto de vista ortopédico:
1. Sobrecarga mecánica y movimientos repetitivos:
Los movimientos repetitivos en actividades físicas o laborales que involucran las articulaciones pueden causar microtraumatismos en las bursas, generando inflamación.
2. Desalineaciones articulares:
Las alteraciones biomecánicas, como una mala alineación articular debido a problemas congénitos o adquiridos, pueden incrementar la presión sobre las bursas y desencadenar bursitis.
3. Traumatismos directos:
Golpes o caídas que impactan directamente en una articulación pueden inflamar las bursas. Las bursitis traumáticas son comunes en articulaciones expuestas, como la rodilla (bursitis prerrotuliana) o el codo (bursitis olecraniana).
4. Enfermedades sistémicas:
Condiciones inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide o la gota pueden afectar las bursas, resultando en bursitis secundaria a la inflamación generalizada.
5. Infección:
En algunos casos, las bursas pueden infectarse, provocando una bursitis séptica. Este tipo de bursitis requiere tratamiento urgente para prevenir daños articulares severos y se aborda con el drenaje del líquido infectado y antibióticos.
DIAGNÓSTICO:
El diagnóstico de la bursitis en ortopedia se basa en una combinación de la historia clínica del paciente, un examen físico detallado y pruebas de imagen. El objetivo es determinar la causa subyacente de la inflamación y planificar el tratamiento adecuado.
1. Examen clínico:
Se evalúan los síntomas del paciente, como el dolor localizado, la sensibilidad y la limitación del rango de movimiento.
Durante el examen físico, se palpa la articulación para detectar hinchazón y sensibilidad en la bursa afectada.
2. Radiografías:
Aunque las radiografías no muestran la inflamación de las bursas, pueden revelar calcificaciones asociadas con bursitis crónica, fracturas subyacentes o cambios degenerativos en la articulación.
Son útiles para descartar otras patologías óseas que podrían estar contribuyendo al dolor articular.
3. Ecografía:
La ecografía es una herramienta útil en ortopedia para visualizar en tiempo real la inflamación de las bursas, especialmente en áreas superficiales como el hombro o el codo.
También permite guiar procedimientos como la aspiración de líquido o la inyección de medicamentos directamente en la bursa.
4. Resonancia magnética (RM):
En casos más complejos o cuando el tratamiento conservador no ha sido efectivo, la resonancia magnética proporciona una visión detallada de los tejidos blandos, incluidas las bursas y los tendones circundantes.
Es especialmente útil en articulaciones como la cadera, donde las bursas están más profundas y son difíciles de evaluar mediante otros métodos.
5. Aspiración y análisis de líquido:
En casos de bursitis séptica o cuando se sospecha una infección, el ortopedista puede realizar una aspiración del líquido de la bursa para analizarlo en busca de bacterias, cristales de ácido úrico (en casos de gota) o células inflamatorias.
TRATAMIENNTO PARA LA BURSITIS
El tratamiento de la bursitis en ortopedia se enfoca en aliviar el dolor, reducir la inflamación y restaurar la función articular.
Las opciones de tratamiento varían según la gravedad de la bursitis y la causa subyacente.
1. Reposo y modificación de actividades:
Es fundamental para permitir que la bursa se recupere, por tanto se recomienda modificar las actividades que causan o agravan la bursitis.
Esto puede incluir ajustes ergonómicos en el lugar de trabajo o la interrupción temporal de deportes o ejercicios intensos.
2. Terapia física y rehabilitación:
La fisioterapia desempeña un papel crucial en la recuperación de la bursitis.
Los ortopedistas suelen prescribir ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para mejorar el equilibrio muscular y reducir la presión sobre las bursas inflamadas.
Técnicas como la terapia manual, la electroterapia y el ultrasonido también pueden ser beneficiosas para reducir la inflamación y mejorar la movilidad.
3. Medicamentos antiinflamatorios:
Los antiinflamatorios como el ibuprofeno o el naproxeno son comúnmente recetados para aliviar el dolor y reducir la inflamación en casos de bursitis leve a moderada.
En situaciones más graves, se pueden considerar inyecciones de corticoesteroides en la bursa, que ofrecen alivio rápido del dolor y la inflamación.
4. Drenaje de líquido:
En casos de bursitis séptica o cuando hay una acumulación significativa de líquido en la bursa, el ortopedista puede realizar una aspiración de la bursa para aliviar la presión y reducir el dolor.
Este procedimiento también se utiliza para diagnosticar infecciones.
5. Cirugía:
La intervención quirúrgica es rara, pero en casos de bursitis crónica resistente al tratamiento conservador, o cuando la bursa se ha dañado permanentemente, puede ser necesario extirpar la bursa afectada.
6. Tratamiento de la bursitis séptica:
Este tipo de bursitis requiere tratamiento agresivo con antibióticos y, en algunos casos, cirugía para drenar la infección.
PREVENCIÓN A TOMAR
La prevención de la bursitis es una parte fundamental de la atención ortopédica, especialmente en pacientes con predisposición a lesiones articulares.
Algunas estrategias preventivas incluyen:
1. Mejorar la biomecánica:
Un análisis biomecánico realizado por un ortopedista puede identificar desequilibrios musculares, desalineaciones o patrones de movimiento ineficientes que aumentan el riesgo de bursitis.
La corrección de estas alteraciones mediante ejercicios específicos y ortesis puede prevenir futuras inflamaciones.
2. Fortalecimiento muscular y estiramientos:
Los ortopedistas recomiendan ejercicios de fortalecimiento y estiramientos regulares para mejorar la estabilidad articular y reducir la presión sobre las bursas.
La rehabilitación supervisada por un fisioterapeuta es clave para mantener la funcionalidad articular sin sobrecargar las estructuras.
3. Uso de equipo de protección:
En actividades laborales o deportivas que involucran el riesgo de traumatismos directos o presión constante sobre las articulaciones (como arrodillarse o apoyar los codos), es recomendable utilizar almohadillas protectoras para prevenir la bursitis.
4. Control de peso:
Mantener un peso saludable es esencial para reducir la carga sobre las articulaciones, especialmente en áreas como las rodillas y caderas.
5. Educación y modificación de hábitos:
La educación del paciente sobre la importancia de la postura adecuada, la ergonomía y la adaptación de las actividades cotidianas puede ser fundamental para prevenir la recurrencia de la bursitis.
CONCLUSIÓN
Desde el punto de vista ortopédico, la bursitis es una afección común pero tratable que requiere un enfoque integral para su manejo y prevención.
Al identificar las causas subyacentes y corregir los factores de riesgo biomecánicos, los ortopedistas pueden ayudar a los pacientes a aliviar el dolor, restaurar la función y evitar la recurrencia de la inflamación articular.
Un tratamiento adecuado, combinado con la rehabilitación física y la educación del paciente, es clave para una recuperación exitosa y una calidad de vida mejorada.
In Same Category
- Síndrome del Saltador: Cómo las rodilleras de Sumed pueden ayudar a tu recuperación
- Meniscopatía: Comprendiendo la lesión y como las rodilleras de Sumed pueden ayudar
- Hernias Discales: Todo lo que debes saber
- Lumbalgia: Cómo combatir el dolor de espalda y mejorar tu calidad de vida
- Tendinitis de aquiles: Cómo tratar esta lesión común
Comentarios
Sin comentarios en este momento!
Leave your comment